"Cuando un loco parece completamente sensato, es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza"
Edgar Allan Poe

jueves, 23 de junio de 2011

El sueño de una canción


Todas las historias hablan de amor o al menos ese es su eje… Esta historia es distinta, tal vez si hable de amor, pero no de un amor hacia alguna persona, más bien amor a algo, a una cosa… Amor al arte.

Mi historia no es tan interesante, pero no por eso voy a dejar de contarla. Pocas veces alguien se ha interesado por cómo fue mi vida antes de llegar hasta donde estoy, por eso he decidido contarle al mundo… a quien le pueda interesar.

Todo comenzó con una guitarra y un sueño, si… una vieja guitarra acústica y el sueño más bello que se pueda tener…

Aun recuerdo cuando me la dieron, yo era apenas un niño, fue un bello regalo de cumpleaños de parte de mi abuelo, me la dio poco antes de que falleciera, esa fue su forma de despedirse o al menos es como yo lo recuerdo.

Mi carrera musical se vio al borde de la muerte por los ideales de mi padre, el siempre deseo que yo fuera como él… Un exitoso abogado, para mí eso era aburrido, estar entre papeles, resolver la vida de la gente, eso no era para mí. Mis sueños iban más allá de un escritorio, de un aburrido y gris despacho.

Mi vida estaba marcada por las notas musicales, por los bellos acordes y esas bellas melodías que salían de mi vieja amiga, de mi posesión más preciada… mi guitarra.

Tuve demasiadas peleas con mi padre, él desgraciadamente no creía en mí, no creía que yo podría salir adelante con este amor que siento hacia la música. Desde pequeño me prohibió tocar, tal vez era porque ese instrumento le recordaba a mi abuelo, tal vez era ese miedo que invade a los padres cuando ven que sus pequeños están creciendo y tienen que tomar el camino solos, tal vez eran tantas cosas que nunca he logrado descifrar.

Hay una pelea en especial que mi mente no ha podido borrar, en esas noches de soledad la escena se repite una y otra vez, repaso cada momento, trato de entender por qué reaccionó así, por qué salí huyendo, que falló en mi decisión.

Muchos años pensé que mi rebeldía me había hecho perder a mi padre… Lo que para él era un capricho para mí era mi verdadero amor, pero nunca lo entendió. Un día me atrapo tocando, sonara estúpido para muchos, pero para él era igual a como si me hubiera atrapado robando o tal vez matando a alguien. Comenzó a gritarme, me dijo que era un iluso si creía que iba a lograr algo con mi tan fantasiosa carrera. Me limite a quedarme callado y tragarme mis lagrimas, estaba furioso, aun recuerdo la expresión de su cara, estaba tensa y sus ojos fijos en mi, reprochándome con la mirada.

El esperaba que reaccionara, no lo hice tan solo me levante tome mis pocas cosas y me acerque a la puerta, por un instante me detuve al escuchar cómo me amenazaba… Si salía por esa puerta me olvidaría de todo, del dinero, de la escuela, hasta de él. Y si fracasaba en mi carrera (diciéndolo con tono irónico) que mejor ni volviera suplicándole para que me dejara regresar a la casa. Para él yo estaba muerto.

Realmente en esos instantes no sé de donde tome el valor para abrir la puerta y salir de esa casa con la frente en alto y lagrimas en los ojos, pero un sueño en el corazón.

El poco dinero que tenia me sirvió para rentar un cuarto, estaba resignado a no volver a la escuela, pero el amor al arte me impulso… Trabajaba por las mañanas en una tienda y por las tardes me iba al metro, a los peseros, a las cafeterías a tocar, a enamorar a la gente con mis dulces melodías, a arrancarles una sonrisa de corazón.

En alguna de esas tantas veces creí ver a mi padre, en verdad lo extrañaba pero al parecer él a mi no… ¿Por qué me atrevo a decirlo? Nunca me busco, nunca se preocupo por saber si estaba bien, si comía, si al menos tenia donde dormir. Me resigne a ser huérfano sin que él muriera.

Poco a poco mi vida mejoró, entre lo que ganaba en la tienda y lo que sacaba en los lugares que cantaba logre mantenerme. Seguía en ese cuarto, era mi refugio y las personas que vivían a mi alrededor siempre fueron buenas con migo, aprendí tanto a su lado… Me di cuenta que la gente humilde muchas veces es mejor que esos “riquillos”, que a pesar de todo se puede salir adelante. Si mi padre me hubiera visto enseguida los hubiera menospreciado.

Al cabo de un par de años y de trabajo duro al fin reanude mis estudios en una escuela pública, deje de trabajar en la tienda, pero aun seguía regalándole mi música al mundo.

Comencé a tocar puertas, claro que en muchos lugares me rechazaron pero aun así no me di por vencido. Un buen día una pequeña disquera tuvo fe en mí y me dio una oportunidad, ahí comenzó mi sueño… Un sueño del que aun no despierto y espero no hacerlo nunca.

Sigo sin saber de mi padre, es difícil que él no sepa de mí… Pero no sé si me ve como un guitarrista mas o como ese hijo que persiguió sus sueños y al fin los alcanzó.